Esta tetona rubia se compró una casita con vistas al mar para traer a sus ligues y follárselos como Dios manda, sin remordimientos, en el balcón de un décimo piso, con toda la vista de la playa y la ciudad a lo lejos, para acentuar la sensación de que cuando te la follas, estás en las nubes. y es difícil bajar de ahí.
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